La violación de mujeres prisioneras en las cárceles de Abu Ghraib y Campo Bucca es el abuso
más flagrante de los derechos de la mujer. Muchas de esas mujeres se suicidaron tras ser puestas
en libertad porque no podían vivir con la vergüenza y la desgracia a la que ellas y sus familias
habían sido sometidas, y para aliviar la tremenda agonía psicológica que las atormentaba.
Muchas prisioneras iraquíes afirmaron que las fuerzas iraquíes encerraban juntos en la misma
celda a hombres y mujeres, todos ellos desnudos y que se podían oír los gritos de las mujeres
mientras eran acosadas y violadas.
Una mujer iraquí informó, después de haber salido de Abu Ghraib, de que trajeron a su
compañera de celda inconsciente y que estuvo así durante dos días. Tras volver en sí, le dijo que
había sido violada por un soldado estadounidense más de 17 veces. Su estado psicológico y su
estado de salud se deterioraron seriamente en los días siguientes, llegando a estar al borde de la
muerte.
Otra mujer prisionera de Abu Ghraib se suicidó tras haber sido violada delante de su marido, tal
y como declaró posteriormente su hermana. Le había dicho a su hermana que soldados
estadounidenses habían asaltado su casa en busca de su marido. Al no encontrarlo se la llevaron
detenida a ella en su lugar. Al enterarse de la detención de su esposa, el marido se entregó. Lo
metieron en una celda donde le ataron a los barrotes antes de que llevaran a su esposa delante de
él. Uno de los soldados estadounidenses, la tiraba del pelo mientras que otro le arrancaba la ropa
y un tercero la violó más de tres veces mientras su marido gritaba "¡Alá es el más grande!". Tras
los hechos, pidió a su hermana ayuda para suicidarse en numerosas ocasiones, puesto que no era
capaz de vivir con esa desgracia y nunca sería capaz de volver a mirar a su marido a los ojos.
Fue detenida en diciembre de 2003 y puesta en libertad en mayo de 2004.
Un prisionero informó de un caso similar del que había sido testigo, en el que una joven había
sido violada delante de su padre, a quien mantenían atado a los barrotes de la celda 42 en Abu
Ghraib, para hacer que el hombre confesara.
Otro prisionero confirmó que había mujeres iraquíes que gritaban a sus compañeros
(masculinos) de celda que las matasen para liberarse de la tortura a la que estaban siendo
sometidas. Reconoció entre esas voces la de una conocida suya, una mujer de 35 años madre de
tres hijos. Cuando fue puesta en libertad su hermano la asesinó para lavar el honor de la familia.
La Dra. Huda al-Naimi, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de
Bagdad, afirma el sentimiento de perdida e inseguridad de los miembros de las familias acerca
de cómo tienen que tratar a las víctimas de sus propias familias. Un ejemplo de esto es la
historia de un joven cuya hermanas salió de la prisión embarazada: estaba seguro de que su
hermana era una víctima y sin embargo como se debatía entre la compasión y el deshonor
consultó a un ulema sobre qué hacer en esta situación. El ulema le dijo que debía salvar la vida
de su hermana.
Las mujeres de las familias de los prisioneros que buscan e investigan sobre [el paradero de] sus
parientes (hijos, padres, hermanos, maridos) son víctimas de acoso sexual. Se ha informado que
a esas mujeres se las registra de una forma que no es acorde con los valores y tradiciones del
pueblo iraquí. Además, esas mujeres están perdiendo mucho tiempo en buscar a sus parientes en
diversas cárceles, lo que las obliga a estar lejos de sus lugares de trabajo, de su hogar y de sus
hijos.
Los escándalos de las cárceles de Abu Ghraib y Campo Bucca, que se han convertido en
escándalos públicos, no representan más del diez por ciento de los crímenes reales que han
ocurrido y que aún siguen ocurriendo allí. Sin embargo, el mayor crimen de todos es -como
demuestran los documentos estadounidenses y las pruebas mostradas- que estas violaciones se
están cometiendo obedeciendo órdenes emitidas por oficiales del más alto rango, a la cabeza de
los cuales está el general Sánchez, y con el conocimiento del secretario de Defensa
estadounidense, Donald Runsfeld.
Casos de asesinatos deliberados de mujeres también han sido confirmados. Es el caso de una
mujer iraquí, la esposa de Juma al-Dalemi, del [barrio bagdadí] de al-Mahmoudiya, quien fue
asesinada el 24 de enero de 2005 por soldados de la Guardia Nacional Iraquí cuando éstos
estaban a punto de matar a sus dos hijos sin razón aparente. La mujer se tiró sobre sus hijos
para protegerlos y fue asesinada por los soldados, quienes después asesinaron a los dos hijos, de
nombres Basem y Dia.
Durante los combates de septiembre de 2004, 149 mujeres de Faluya fueron violadas y los
cuerpos de las mujeres asesinadas mutilados. La mayoría de los cuerpos de las víctimas están
enterrados en una fosa común en la zona de al-Sajar, cerca de Faluya. A pesar de que el Ejército
estadounidense admitió que los cuerpos están en esta fosa común, no permite a los familiares de
las víctimas trasladar sus cuerpos al cementerio local. La razón de esta prohibición es que el
Ejército estadounidense teme el escándalo de la prensa cuando se abra la fosa común y sea
evidente la magnitud de los crímenes cometidos.
Además, hay otra zona en la que el Ejército de EEUU ha convertido en un gran vertedero de
escombros tras la limpieza de la ciudad de todas las pruebas de los crímenes cometidos durante
los enfrentamientos. En este vertedero se encontraron muchos cuerpos de combatientes y de
civiles.
El encarcelamiento de mujeres menores de edad en cárceles junto con prisioneras adultas y el
retraso en su traslado a los tribunales de justicia a pesar del peligro que amenaza a esas menores estando con adultos criminales. Tal es el caso de dos niñas de 13 y 16 años que fueron
encerradas en una celda junto a 11 mujeres adultas en la cárcel de Babel [Hilla, Babilonía].
Asimismo, [cabe denunciar] la prolongación de los períodos de detención de las mujeres, como
ha ocurrido a las siguientes mujeres en la mencionada cárcel:
- La detenida, R. K., que lleva detenida durante más de cuatro meses junto con su hija, (Z.K.)
y sus dos hijos.
- A.A.F. que fue acusada de secuestrar a su hija, y que lleva detenida desde hace más de siete
meses.
- F.K.H. lleva detenida más de 18 meses y su caso aún no se ha remitido al juez.
-
Independientemente de la afirmación de las prisioneras acerca de que las tratan bien en la cárcel,
la prisión de Babel carece de las más mínimas condiciones higiénicas y no está adecuadamente
construida para el encarcelamiento de seres humanos.
Hay repetidos casos en los que las mujeres son tomadas como rehenes por las fuerzas de
ocupación con la finalidad de encontrar y detener a sus parientes masculinos que son buscados
por el Ejército estadounidense. Además, posteriormente, el Ejército estadounidense sancionó
una ley que permite al Cuerpo de Marines en Mosul detener a las madres, hermanas y esposas
de los combatientes iraquíes mientras dura la búsqueda para que los sospechosos se entreguen
por sí mismos. Esta información fue confirmada por un coronel del Ejército iraquí, que prefiere
mantener el anonimato. Estos procedimientos fueron prohibidos por el Ejército estadounidense
tras las quejas del ministro de Derechos Humanos de Iraq, pero han vuelto a ponerse en vigor.
En un caso, cuatro mujeres menores de 20 años fueron detenidas en su casa, en la zona de
Somer. Dejaron una carta en la que los secuestradores amenazaban la seguridad de las jóvenes si
sus familiares no se entregaban. Además, muchos de los ex prisioneros de Abu Ghraib
aseguraron que la tortura de mujeres y niños era una práctica común para aterrorizar y obligar a
los familiares a revelar información o confesar su participación en acciones militares contra las
fuerzas estadounidenses. Este tipo de procedimientos lleva implícito el peligro del aumento de
acciones militares contra las fuerzas estadounidenses puesto que es bien conocido el
compromiso del pueblo iraquí con sus tradiciones sociales y religiosas, y la venganza para
restaurar el honor y la dignidad de las víctimas de la familia se llevará a cabo. Todo esto lleva a
una contra violencia que refuerza el círculo de violencia.
El 27 de junio de 2005, el Consejo de Gobierno de Meesan, así como organizaciones y otras
autoridades, declararon que iban a boicotear cualquier cooperación con las tropas británicas por
el tratamiento inhumano al que estaban siendo sometidos los ciudadanos de su jurisdicción. Se
referían al caso de una mujer embarazada que sufrió un aborto por los tratos recibidos, a la
detención de un número indeterminado de ciudadanos inocentes y a la ofensa e insulto a
empleados del gobierno.