Primer caso: Faluya
Algunos de los crímenes más espantosos cometidos por las fuerzas de ocupación y las unidades militares iraquíes son los cometidos en la ciudad de Faluya en los combates de noviembre de
2004 y que se pueden resumir en:
- El saqueo de los centros de salud y su destrucción mediante bombardeos como el que tuvo lugar contra el Hospital Taleb al-Janabi y la Clínica Central. Además, el Hospital Central fue ocupado, el personal y todo el que se encontraba allí fue detenido. Las ambulancias fueron bombardeadas y se impidió a los equipos de rescate entrar en la ciudad, entre ellos al convoy del ministro de Sanidad, a pesar del hecho de que más de 50.000 civiles permanecían aún en la ciudad.
- En el bombardeo de la ciudad se utilizaron armas prohibidas internacionalmente, tales como armas de fósforo, napalm, bombas que contenían gases desconocidos, que provocan la destrucción de las células del torrente sanguíneo del cuerpo humano. Se encontraron 24 cuerpos carbonizados en la zona vecina de [las posiciones de] las fuerzas [estadounidense]. Testigos civiles supervivientes declararon que los soldados de las fuerzas de ocupación habían entrado en la zona llevando máscaras antigás. Además, como consecuencia del uso de tales armas, ha aumentado el número de recién nacidos con malformaciones. En una conferencia de prensa, que tuvo lugar durante los combates, el Sr. Jaled al-Sheikhali, responsable del ministerio de Sanidad, confirmó el uso de dichas armas.
- Se ha denunciado la desaparición de más de 280 personas entre los habitantes de Faluya. Su paradero sigue siendo desconocido. Esas personas estaban censadas oficialmente, con nombre y fotografías, por las autoridades locales de la ciudad. Se calcula, además, que el número total de personas desaparecidas supera las 500.
- Los equipos de rescate a los que se permitió retirar los cadáveres de la ciudad para evitar la propagación de enfermedades entre los soldados, afirmaron que en determinadas zonas había un gran número de cuerpos de civiles tumbados, queriendo significar que ni estaban armados ni ofrecieron resistencia cuando fueron atacados. Los cadáveres se encontraron en camas, cocinas o en sillas; los cadáveres de los niños estaban cerca de los de sus padres. Además, encontraron cadáveres de mujeres con los vestidos retorcidos, las caras desfiguradas. Muchos de los cadáveres mostraban heridas en la cabeza, lo que indica que fueron asesinados a corta distancia, y de la manera en que se realizan las ejecuciones.
- La existencia de una fosa común con aproximadamente 400 cuerpos en la zona de Sajar, una zona protegida por las fuerzas estadounidenses, que disparan a cualquiera que se acerque. Los responsables estadounidenses de enterrar a los cadáveres en la ciudad, admitieron ante un equipo de rescate que habían enterrado 380 cuerpos en esa zona tras el final de los combates y que esos cuerpos estuvieron previamente guardados en una nevera que originalmente servía para conservar las patatas.
- Los perros en Faluya están afectados por diversas enfermedades por haber comido cadáveres y ahora amenazan la salud de los ciudadanos.
- Los civiles detenidos fueron obligados a participar en la limpieza de la ciudad de los restos de
los combates y del material que se había utilizado en ellos. En una de las zonas de contenedores
de esos restos, se encontraron cuerpos de combatientes y de civiles, entre los que se hallaron
cadáveres de mujeres y niños. La entrada a esas zonas está prohibida.
- Se ha perdido la información sobre el paradero de algunos prisioneros, que fueron trasladados
a la campo de internamiento de Campo Bucca en Basora, a pesar de que han sido vistos por
otros prisioneros que fueron puestos en libertad posteriormente. Un caso es el del sheik Shaker
Hamdan Abdullah Fayyad al-Kabeesi, que fue detenido el 11 de octubre de 2004 en Faluya,
identificado con el número de prisionero 165.251 de Campo Bucca, y quien se suponía tenía que
ser puesto en libertad el 22 de diciembre de 2004, pero aún permanece desaparecido.
- Muchos civiles que intentaban escapar del infierno del fuego de los obuses fueron víctimas de
francotiradores estadounidenses que obedecían las órdenes de sus mandos de disparar contra
cualquiera que se moviera, incluso niños. Muchos testigos civiles afirmaron que las calles de
sus vecindarios estaban llenas de civiles muertos, asesinados yendo a buscar un refugio en las
mezquitas más próximas, siguiendo los llamamientos realizados por [las tropas]
estadounidenses para que hicieran eso. M.A. afirma que su padre fue herido por una bala que le
alcanzó en el cuello y su madre fue asesinada por francotiradores mientras se dirigían a la
mezquita. Afirma que arrastró a su padre herido hacia la mezquita de al-Hadra al-Mohamadiya,
donde fueron detenidos, aunque liberados unos días después. No sabe lo que ha ocurrido con el
cuerpo de su madre.
Los supervivientes de la batalla aseguran que las fuerzas estadounidenses asesinaron a los
combatientes de la resistencia heridos en el campo de deportes del Club Sumud. Esto explica la
negativa de las fuerzas estadounidenses de permitir ver o a transportar los cuerpos de las fosas
comunes de Sajar y los cuerpos abandonados en los montones de escombros.
Testigos confirman que llevaron a cuatro civiles que buscaban refugio en la mezquita de al-
Hadra al-Mohamadiya a un muro cercano, con las manos atadas y los ojos tapados, y fueron
ejecutados por las fuerzas de ocupación estadounidense y las fuerzas iraquíes, basándose en la
sospecha de que eran combatientes.
A pesar del hecho de que destruyeron más de 30.000 casas y edificios en la batalla, las fuerzas
estadounidenses continuaron destruyeron casas vacías antes de que sus inquilinos pudieran
volver. Las fuerzas estadounidenses destruyeron en un día 20 casas en el barrio de Shurta. Esas
viviendas conectaban dos colegios, que fueron tomados como bases militares. Los habitantes de
esas casas confirman que habían visto sus casas solo unos días antes y estaban en buenas
condiciones. La justificación para la demolición fue asegurarse una amplia perspectiva de las
zonas vecinas.
Los crímenes contra la Humanidad cometidos en la ciudad de Faluya siguen cometiéndose. La
ciudad se ha convertido en una enorme cárcel; sus 350.000 ciudadanos no pueden salir ni entrar
sin sufrir procedimientos abusivos y despóticos contrarios a las leyes básicas del derecho
humanitario. Las condiciones de vida son extremadamente duras en muchos aspectos de la vida
pública, además de las transgresiones [de la ley] cometidas por los soldados estadounidenses, lo
que consecuentemente aumenta el sufrimiento de los ciudadanos de Faluya.
La brutalidad de los crímenes es más evidente en el caso del asesinato de los civiles desarmados
heridos en una mezquita a manos de un soldado estadounidense. A pesar de que hubo
numerosos testigos de este hecho, el tribunal militar en el que posteriormente se juzgó el caso
declaró que el acusado no violó los procedimientos de seguridad y fue, por tanto, declarado
inocente de cualquier acusación.
Segundo caso: Oulwa Jamila
En la noche del 4 al 5 de marzo de 2005, cuando un grupo de granjeros venían de vender sus
productos en la zona de Oulwa Jamila, se pararon un coche de policía y un coche de civiles (un
Opel) y les detuvo, tal y como afirman testigos de Oulwa. Esos granjeros eran: Nayef Majoul
Saleh, Taha Abbas Salman, Luay Mahmud Majoul, Abdalá Manhmud Saleh, Jabbar Matlek
Saleh, Saleh Mohamed Saleh, Sabah Karim Said, Qasem Mohamed Said, Ziyad Majoul Said,
Qasem Nemah Saleh, Mohamed Salem Jamel, Wahab Mahmud Salman, Mohamed Wahab
Mahmud, Ammar Karim Najem
Dos días después de estos hechos, las personas arriba mencionadas fueron halladas muertas. Sus
cuerpos [estaban] desfigurados, llenos de balas, sus cráneos aplastados. Les encontraron en un
vertedero en las zonas de Kisra y Atash, a las afueras de Bagdad. Sus parientes afirman que dos
de las personas antes mencionadas sobrevivieron y fueron trasladadas a un hospital donde sus
perseguidores les ejecutaron a la entrada del hospital.
Tercer caso: Iskan
El 14 de mayo de 2005, una unidad de policía asaltó varias casas de la zona de Iskan, en
Bagdad, y detuvo a los siguientes ciudadanos: Salah Hasán Muza, Yahya Hasán Muza, Jaled al-
Azawi, Salah Ibrahim Nuriman Mahmud, Judeir Jamis (hijo del muecín de la mezquita del
barrio), Nuseir Samir, Leiz al-Azawi, Alí Huseín, Mohamed Hamid Rashid.
Esta unidad de la policía se apropió de todas las posesiones de las familias, dinero, joyas y
armas personales. Después los detenidos fueron torturados y asesinados, y sus cadáveres
abandonados cubiertos con piedras y arena, en una zona desierta a las afueras de Bagdad (en al-
Kayyara).
Cuarto caso: al-Zeidan
A principios de julio de 2005 las fuerzas estadounidenses detuvieron a cinco personas en la zona
de al-Zeidan, a la periferia occidental de Bagdad, acusándolas de terrorismo. Los acusados eran:
Yasin Marid Hamad al-Zawbai, Jalid Mared Hamad al-Zawbai, Hamed Salem Ahmad
Muhawesh al-Zawbai, Ahmad Salam Masfouf al-Zawbai y Munther Atalla Alali al-Zawbai.
Dos días después de su detención les ataron explosivos, sus cuerpos quedaron desmembrados
haciendo irreconocibles sus restos. Los familiares de las víctimas y el Departamento de Cultura
e Información del Comité de Científicos Musulmanes afirmaron el 5 de julio de 2005 que la
identificación de los cuerpos solo pudo hacerse basándose en los restos de ropa y en marcas
personales distintivas.
Quinto caso: al-Amiriya (Bagdad)
En la tarde del 10 de julio de 2005, fuerzas militares estadounidenses dispararon
indiscriminadamente contra un coche de civiles en la zona de al-Amiriya (Bagdad) y asesinaron
a un ciudadano, Abbas Salem Abbas al-Zawbai, e hirieron a otras dos personas que iban con él
en el coche. Los heridos fueron trasladados al hospital al-Nour, en Shula (Bagdad). Cuando sus
familiares llegaron para atenderles, se encontraron con la sorpresa de que todas las personas que
habían preguntado por ellos habían sido detenidas por miembros de un grupo militar
perteneciente al ministerio del Interior denominado al-Saqer (halcón). 12 personas de esa
misma familia fueron detenidas, golpeadas y torturadas con electro-shock y ácidos, como
demuestran las marcas de sus cuerpos. Al final, fueron depositadas en un contenedor cerrado durante 14 horas con temperaturas que alcanzaron los 50º C. Como consecuencia de las torturas,
11 de ellos murieron. Una sobrevivió para ser el testigo de este crimen. Las víctimas son: Taha
Hussein Madlul al-Zawbai, Sabah Zaki Ali al-Zawbai, Husein Ali Talab al-Zawbai, Riyad
Mohamed Ahmed al-Zawbai, Dia Mohamed Ahmed al-Zawbai, Mushtaq Turki Saleh al-
Zawbai, Jalal Ahmad Ali al-Zawbai, Abas Salem Abas al-Zawbai, Nafe Salem Abas al-Zawbai,
Aziz Ali Morouj al-Zawbai, Shiya Ismael Muhanna al-Zawbai, Omar Anid Judeir al-Zawbai,
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